Thursday, August 04, 2005

Los Caminos de la Vida

En 1987, Michael Jackson gobernaba al mundo. "You know i'm bad, i'm bad...". Bob Guijarro era una copia al carbón de Olaf, el buhíto que acompañaba al Gallo Claudio en sus caricaturas (ya sabes, chaparro, cabezón, con unas mega gafas y peinado de raya en medio). Pero Bob tcomenzaba a hacerse un nombre (renombre, diría el otro). En ese entonces, era compañero, sidekick, patiño, asistonto, parejita de un insolente, inocente, indecente, irreverente y super buena onda "MEJOR AMIGO PARA TODA LA VIDA": Ed Hérnandez. Íbamos en segundo de secundaria. Mi amigo Ed SIEMPRE ha tenido suerte para con las muchachas guapérrimas, buenérrimas y popular-rrérimas. Y en ese entonces, no era la excepción. Recuerdo una vez que lo invitaron al cine: Wendy se llama la susodicha. Era alta, de un cuerpo (que hasta hoy conserva, ¡Dios ´Mío!, a pesar de cuatro niños) y unos ojazos que para que cuento.
Ed me pide que vaya con ellos. Mi lógica me decía que ¿para que?. Ellos iban como parejita, ella con todas las malas intenciones para con mi amiguito. Y sí, fui. Pero, como buen nerd, fui invisible hasta que fue necesario dejarme ver (presumo, hasta hoy, me puedo hacer invisible hasta que vale la pena dejarme ver). Total, que ni ella cumplió sus malas intenciones, ni él anotó por mí como ambos esperábamos. Fueron MUUUUUCHAS citas a las que yo acudía, a veces, como Cyrano de Bergerac, dictándole que decir y que hacer. Y sí, aprendió. Y muy bien. En tercero de secundaria, ya conté ese incidente, me botan de la escuela. Un año sin ver a Ed. Si lo veía pero eran más esporádicas las vistas. En ese año, creo, mejoré muchas cosas de mi. Me deshice de las gafas, crecí, se me hizo la cabeza a tamaño normal... y superé el número de citas de Ed con creces. No fue mi intención pero supongo que era parte de esa competencia incosciente entre hombres. Chicas, ustedes entienden. Anyway, que me voy un año al EdoMex, que me meto a jugar fútbol americano (full tackle mi posición para lo que gusten y manden), que me vuelvo un adolescente de lo peor y que me regreso a la prepa en Chilpancingo. En los primeros días ni nos vimos pero a la segunda semana, a la hora de honores a la bandera, zas, me topo con Ed. Y de ahí pa'l real, junto con Nacho Alvarez, los Tres Mosqueperros. Sin temor a equivocarme, entre los tres, arrasamos con el viejerío del bachillerato Químico-Laboratorista. Así nomás. Cada viernes, una escuela diferente organizaba una velada en el salón Sortilegio. Cada viernes, Ed se vestía de Cowboy, Nacho de gigoló y un servidor, de Harley Man. En ese año, fue el primero de mis Tarzanazos (ascepción creada por Sharon, debido a que me dejaba crecer el cabello y luego, ex-jugador de fútbol, según ella parecía yo Tarzán...). Era impresionante como podíamos sacar a bailar a diez chcias distintas por noche y diez chicas distintas sucumbían ante nuestras idioteces (digo, a los 17 y siendo hombre, lo más inteligente que hace uno es meterse a bañar diario... y Ed y yo a veces ni eso hacíamos).
Aquí quiero hacer una pausa para reconocer y presentar a uds. a Nacho Álvarez. Sencillamente, galán por naturaleza. Alto, prieto, perfil aguileño. Y uno de mis mejores amigos. Hoy, es padre de tres niños, borracho y teibolero por naturaleza.
Luego entonces, prosigo con mi historia. Con Ed y Nacho, inventamos coreografías para bailar iguales en esas famosas veladas. No bebíamos, no fumábamos. Al día de hoy, soy el único que fuma constantemente y el segundo en número de borracheras. Nacho me las gana. Ed es... Ed. Una vez, en Acapulco, teníamos... 17 años. Fuimos a ver a Vanilla Ice y a Miguel Mateos. Compramos un par de Caribe Coolers. Ed se tomó la mitad del suyo... y se puso ebrio. Hace un par de años, hice una parrillada. Invito a Ed y su esposa. Ella se toma una cerveza conmigo. El, con un cuarto de botella de cerveza terminó hasta en el suelo. Asmático, no soporta verme con cigarros o con puros. Pero es mi mejor amigo. Mi Más Mejor Amigo.
Nadie más se sentó conmigo a escucharme y mirarme llorar cuándo se separaron mis padres. Nadie más se enojó conmigo cuándo me fui a vivir con la Amazona de la Tinta... a pesar de que el departamento que compartía con ella estaba a media cuadra de casa de Ed. Nadie más abogó cuándo su hermanita fue mi novia (ella 15, moi 21). Y nadie más se ríe conmigo como los dos lo hacemos cuándo recordamos como rompí la ventana de la secundaria de un cabezaso. Cuándo recordamos como hacíamos destrozos en la Cruz Roja (sí, fuimos socorristas... imaginen) y cuándo recordamos las trampas que aplicábamos cuándo fuimos Scouts.
Ed. Ed Hernández. Milhouse. O Bart. Y yo, Bart. O Milhouse. En fin, mitades de un Ying-Yang, caras distintas de la misma moneda. En un segundo cambiaríamos vidas gustosos, él por salir con todas las féminas sin remordimientos con las que salgo yo y yo por tener a una esposa esperando en casa, con o sin cena. Pero lo que sí nunca cambiaría yo, sería ni UN segundo de nuestra amistad pasada. Por que ni él sería la mitad de lo que es ni yo sería la mitad de lo que soy. Edwin Hernández Montelongo. Salud. Aunque sea con tu coca-cola y yo con mi Indio, salud.