Thursday, August 04, 2005

La Vida Es Mejor Que El Cine, parte 3.

Cuándo tratamos de comparar los hechos del cine con la vida puede parecer aburrido nuestro día a día. Por ejemplo, si comparamos Forrest Gump con MI vida, si, lo acepto, la mía parecería un bodrio. Pero… siempre hay un pero… la vida de Sres. Padre y Madre fue más asombrosa. Y lo más increíble es que ambas son ciertas.

Así como Sra. Madre vivió un viaje sin comparación bajo el cuidado de Tim, mi abuelo que no era mi abuelo pero al que quiero tanto como si hubiera sido mi abuelo, Sr. Padre tiene lo suyo. Mi apellido Guijarro es, obviamente, herencia de él. Creo que es un apellido más interesante que Magaña aunque no tanto como Ceja. Sí, Mon Cheriés Lecteurs, Sr. Padre se apellida Guijarro Ceja. Creo que le gana un poquito (pero poquititititito) al Llanes de mi querida Merce. En realidad, NUNCA sabremos el verdadero apellido de Sr. Padre pero, les aviso, NO ES EN VERDAD ESE. Sip. Cuándo Abuela Chuy conoció a Abuelo Joe, éste le advirtió “me busca la ley y no te puedo decir mi verdadero nombre… confórmate con conocerme como José Guijarro”. Por lógica, a pesar de ser segunda generación de Guijarro, no es ese mi apellido real. Y nunca lo conoceré. Ni me interesa. Por ese apellido es que sobresalgo todavía más en un pueblo llenito de Adames, de Abarcas, de Cuevas, de Varelas y de Cervantes. Siempre fui el mismo número de lista: 16. Antes de los Hernández y después de los Gómez. Pero en fin, que me he desviado.

Estahistoria, igual, yo no la conocí hasta hace relativamente poco, seis o siete años. Así que encontrar hoy a Abuelo Joe ha sido más que imposible, pero aún así, mi primo Salvador Guijarro (mayor que yo, exactamente 23 horas, exactitas), logró localizarlo hace poco. ¿Y quieren saber que hizo el condenado cuándo lo descubrió, cuándo pudo descubrir que Joe vive en los Estados Unidos?. Le pidió un Home Theater barato. Je. Ese es mi primo, igual que yo pero más cínico (y eso ya es decir…).

De mi familia, de los Excéntricos Guijarros, podría contar millones de anécdotas. Pero las que hoy me interesan, son las de Sr. Padre. Campeón de Guantes de Oro (si, fue boxeador), militar extraordinario, contador destacado, político desinteresado (por la política, esto es… una vez fue precandidato a diputado y le valió m4dr3s) y padre… digamos bueno. En realidad, sus funciones como padre no las asumió hasta que tenía yo aproximados 22 años y de ahí para acá hemos sido los mejores amigos y confidentes y socios y cómplices y etc., etc.

Por ejemplo, en 1973, Sr. Padre tuvo un accidente terrible. Chocó contra un camión de los que en México llamamos materialistas, de esos de volteo y carga. Tan grave fue el golpe y en tan mal estado quedó, que lo declararon muerto. Así es. Por treinta minutos, Sr. Padre no formó parte de los censos ni de los números… fue más bien parte de las estadísticas de la Cruz Roja. Hoy, tiene una cicatriz del lado izquierdo de la cabeza, cerca de la ceja. Casi diez centímetros y que estoy seguro, será motivo de presunción para cuándo lleguen sus nietos. Después, trabajaba para Gobierno del Estado. Salió en comisión a un pueblo llamado Iguala. Conducía un camión. Y de pronto, veinte minutos antes de llegar al pueblo, ve como una llanta, con rin y todo, lo rebasa. Era la llanta trasera de la camioneta. Por poco y vuelcan pero eso sí, Sr. Padre siempre ha sido buen conductor, con buenos reflejos y mejores decisiones.

No puedo decir que seamos una familia de orgullosos unos del otro. De hecho, con Sr. Padre aprendí esas reglas de oro que dicen que entre hombres, hombres están más que prohibidas las muestras de afecto. Pero también que se puede ser sensible y chillar de vez en cuándo, cuándo nadie te mira. Señor Padre Guijarro Ceja. Levanto mi cerveza por vos. Salute, viejo. Cheers, Old Bean. Salud, Homero Simpson Original.