Monday, July 18, 2005

Las Manos Llenas

4.- De Desamor
Continúa Declaración tomada a Ignacio Bastida.
"Ese día, la Iguana y Manuel la llamaron para decirle que Nicolás le daba luz verde para cargarme por lo del Chofer. Pero tenía que ser ese mismo día. Ella llegó desde tempranito al bar. Desde bien temprano. Yo ya sabía lo que iba a pedir. Tequila. Del blanco. Y lo hizo, lo pidió. Se acabó media botella antes de que llegáramos Manuel, la Iguana y yo. La vi. Haciéndose pendeja en la mesita de la esquina contraria a la que siempre ocupábamos. Se paró al baño, seguro a darse un jalón. Salió y se volvió a sentar, siempre pegadita a la pared. Pinche Guera. Bien que aprendió a hacerse invisible. Y le hubiera funcionado, me cae. De no ser por que yo le enseñé ese y otros trucos. La vi sacar y volver a guardar la pistola que le regalé en aquel cumpleaños suyo. Al final, mandé a la Iguana y al Manuel a la verga. Total, si nos íbamos a poner en la madre con la pinche Guera, ¿para que arriesgar a mis compas?. Salieron hechos la madre cuándo me vieron sacando el cañón. Cabrones coyones... putos maricones. A ese momento, cuándo se fueron, la Guera viene y se me pone detrás. Me pega el cañón de su arma en la cabeza. Me dice, bien quedito, para que nadie la escuche por que le da pena aceptar las cosas a la pendeja, "sé por que te chingaste al Chofer, sé por que le diste en la madre a Fermín... y cualquier cosa te perdono menos que me chingues por ya no quererte". Nomás le dije "si me vas a poner en mi madre y si de veras muchos güevos, dispara ya, cabrona, pero me vas a matar por que si no, te juro que te voy a cazar peor que a un perro...". No lo hizo. Entonces me pongo de pie. La enfrento. Ella aigue apuntando con la Magnum. Yo tengo la .357, la misma con la que me chingue a su Chofer y ella lo sabe. Ella dispara una vez, me pasa rozando la oreja. Dispara otra vez. Me rompe la chamarra. El último trueno sale de mi cañón. Y nomás uno me cae. En el hombro. Y hasta vuela la pendeja. La vi tirada y tantas cosas vinieron a mí. Me dio una lástima. La levanto y la saco del bar para llevármela al doctor. En cuánto salimos, me mira otra vez, llena de esa furia en los ojos, de ese fuego que se le marcaba cuándo cogíamos como animales y me dice, entre dientes: "yo te quise, cabrón... y si me fui con el Chofer fue nada más negocios, pendejo" y rájale, me sorraja un plomazo en las costillas. La tiré, así nomás. En eso, cuándo escucho, pinche Iguana de mierda, ya viene sobre nosotros con la troca grandota. Si no me hago a un lado, me carga la chingada. Pero la Guera es otro pedo. A ella si me la revientan... toda, todita. La neta si me quebré. Se me salieron las saladas. Y en eso estaba, cuándo veo que Manuel, chillando también, saca la escopeta por la ventana. Corrí y corrí y corrí. Me cae que ni sé cuánto anduve corriendo. Y ahora aquí. A punto de ir a chirona. Y todo por que una pinche vieja dejó de quererme..."