Saturday, July 16, 2005

Las Manos Llenas

1.- De sangre...

Dependiendo a quien le pregunten lo que paso esa noche, la historia varía.

Filiberto N. 56. "El viejito de la mesa de la esquina". "Estaban echando la copa, tranquilos, en aquella de alla. Si, platicaban y jugaban dominó. No, son tranquilos. Todos los viernes están aquí. Pero ese dia nomas estaban tres. Todos menos el guerito. Y el guerito, el más alto, nunca hablaba. Nomás fumaba y fumaba. Puros rojos ("marlboros rojos", sic). Hasta esa noche. Lo oímos clarito. Les dijo a sus compañeros: "se me paran y se van a la verga". Los demás no hicieron nada, salvo Manuel que lo miraba con chicos ojotes. "¿Que tráis, cabrón?, no mames.". No sé que tanto les dijo pero los otros tres cabrones se pararon en chinga, juntaron sus chamarras y así como se lo digo, zuuum! por la puerta, se atropellaban como ratas los cabrones. Y ahí se quedo sentado el guero. Un ratote. Nomas pedia cervezas y mas cervezas, facil unas seis se tomo. Pero viera que ni nada le hacian... y fuma y fuma y fuma. De pronto se abre la puerta otra vez. Entra una chava buenona. De ojos claritos. Bien chula la cabroncita (se persigna al decir esto), con todo respeto. Se queda viendo al guero que esta de espaldas. El ni cuenta parece darse que ella esta alli. Se quedan asi, cosa de cinco seis minutos. Serio. Como estuatas. Asi mero. Hasta que el habla. "Bueno, cabrona, ¿me vas a dar en la madre o que?. Ella no habla. Chilla y chilla, lagrimas nomas por los ojitos claros. Calladita, calladita. Trata de sacar una fusca. Pero antes de que se la halle en la parte de atrás del pantalón, ya sonaron tres plomazos. El Guero está de pie. Con pistolón en la mano. Y la guerita cae. Y nomas dice: chinga tu madre... te quise mucho pero chingas a tu madre". Y chingalo, ahi queda. Y pos todos corrimos. Menos el guero. EL se quedo con ella. La cargó y la sacó del bar. Nomás para tirarla a media calle, ¿cree usted, el ojete?. Y ya tirada, chingalo: una combi le pasa encima. Y ya ahi fuera, alcance a ver al guero cabron, tirarle una rosa encima a la guerita, tan chula la cabrona. No, se fue y ni cuenta nos dimos para donde. La guerita estaba viva todavia. Pero cuando miro que su guero nostaba, saco sangre de la boca, dijo "Ignacio" y se la cargó la muerte...la guerita, tan chula la cabrona..."
Continuara.