"I'm a walking nightmare, an arsenal of doom
I kill conversation as I walk into the room
I'm a three line whip, I'm the sort of thing they ban
I'm a walking disaster, I'm a demolition man"
The Police, Demolition Man
I kill conversation as I walk into the room
I'm a three line whip, I'm the sort of thing they ban
I'm a walking disaster, I'm a demolition man"
The Police, Demolition Man
Comenzó como un sábado normal. Me desperté muy tarde, por ahí de las once. Tenía un msj en el celular. Una invitación a un café por la tarde. V. Salí a hacer mis compras de la semana. Lo que normalmente quepa en un minibar con minicongelador. Y ahí empezó el desastre.
"Una cervecita" dijo mi interlocutor. "Pos va" dije yo. Y entre charlas de crudas y de pasajes periodísticos, de corresponsalías para revistas nacionales, de correr por que ya fastidió a los narcos, se nos fue la mañana completa. Fui a la casa a dejar la compra y nos fuimos a su departamento, que ya sé, siempre tendrá una generosa dotación de Johnny Walker, de Cien Años reposado, de vino tinto, de mota y de olores que prefiero no indentificar. Mi Periodista Intrépido, el mismo que me ayudó con los putazos contra mis actuales jefechitos, está jodido. Y pensar que a pesar de todo, me siento orgulloso por que por mi culpa es que se metió en estos menesteres y creció a dónde ni él ni yo suponíamos. Como a las 3 de la tarde apagué el celular, por que mi Periodista ya estaba contándome su más reciente desastre interpersonal y no quise que interrumpieran su llanto marihuano y su sinceridad alcohólica. Terminó como a las 7. Se durmió. Me salí de ahí, ya muy ebrio, muy cansado y sobre todo, muy lleno de dudas. A pesar de ser tan inexperto, tan novato, tan ingenuo a mis casi 34 (faltan sólo 3 meses...), hay quién sigue esperando consejos míos. ¿De mí, que he dejado ir, no a una ni a dos sino a TODAS las mujeres de mi vida?. Caray, Periodista, a buen árbol te arrimas...
Llegué a casa, tomé una larga ducha. Encendí un cigarrillo, me serví lo que sería el último Jack Daniel's del día. Veo mi celular y lo tomo para ver si alguien ha llamado. Sopas. Apagado. Lo prendo. Diez mil mensajes de V. "Nos vemos a las 5 en tal y tal". "Ya son las 5, ya voy a tal y tal". "Ya llegué a tal y tal". "No estás en tal y tal". "Ya te marqué y me manda a buzón". "Ya me voy". Y así, así. De pronto, knock, knock, knock en mi puerta. Salgo a abrir. Como en caricatura de Disney, V, cuál pata Daysi encabronada, brazo cruzado, golpeando con un pie el piso. "Que poca madre, ¿eh?, yo de idiota y tú de pedo...". Se da la media vuelta y se va. No hice intento alguno por seguirla. ¿Debería?. V es muy buena amiga. Es genial amiga. Me escucha y demás. Pero... ¿debería salir tras ella?. ¿Para qué si ya se emputó?. No lo hice. Y como a los 30 minutos, el teléfono. "Márcame" la orden. Le marco. Estuvimos discutiendo, platicando. La hice reír. Y el momento que ahora me está revolviendo las tripas es cuándo me dijo: "Sabes, pensé que a lo mejor te habías ido a buscar a tu ex...". No. No, no, no, V. No tú. No, por favor, no ahora. No me hagas que te desmadre a tí también, por que te juro que no tengo ninguna intención de poner mis pensamientos en tela de bastidor, que no de juicio. Te has acercado demasiado, aún para tu propio bien. Pero te das cuenta que te topas con pared. Y no renuncias. Y eso me gusta de nuestra amistad. Que llegamos uno al otro totalmente desmadrados pero por alguna razón, somos muleta, somos medicamento, somos consuelo y somos alivio. Pero no así. No. No, no, no. Es decir, quiero cuidarte, por que me late cuidarte, me late espantarte a los moscones cuándo nos vamos a algún bar, me gusta que me tomes del brazo, me gusta que te escondas tras de mí cuándo el viento arrecia. Pero hasta ahí. No he pensado nada más. No. No contigo. No ahora. Se supone que me tienes que acompañar, a estar dos pasos detrás de mí por que yo estoy dos pasos detrás de tí. ¿Son celos en tu voz?. No, espero que no. Pero mientras, ya te llevaré a comer hoy. Y tal vez te pregunte que demonios pensabas preguntándome esas cosas. Apaga la mecha, V. No es momento de ningún Big Bang. No llames al Demolition Man por que no está listo para ser domesticado. Tú lo logras, sí, pero no es el momento. Please?
"Una cervecita" dijo mi interlocutor. "Pos va" dije yo. Y entre charlas de crudas y de pasajes periodísticos, de corresponsalías para revistas nacionales, de correr por que ya fastidió a los narcos, se nos fue la mañana completa. Fui a la casa a dejar la compra y nos fuimos a su departamento, que ya sé, siempre tendrá una generosa dotación de Johnny Walker, de Cien Años reposado, de vino tinto, de mota y de olores que prefiero no indentificar. Mi Periodista Intrépido, el mismo que me ayudó con los putazos contra mis actuales jefechitos, está jodido. Y pensar que a pesar de todo, me siento orgulloso por que por mi culpa es que se metió en estos menesteres y creció a dónde ni él ni yo suponíamos. Como a las 3 de la tarde apagué el celular, por que mi Periodista ya estaba contándome su más reciente desastre interpersonal y no quise que interrumpieran su llanto marihuano y su sinceridad alcohólica. Terminó como a las 7. Se durmió. Me salí de ahí, ya muy ebrio, muy cansado y sobre todo, muy lleno de dudas. A pesar de ser tan inexperto, tan novato, tan ingenuo a mis casi 34 (faltan sólo 3 meses...), hay quién sigue esperando consejos míos. ¿De mí, que he dejado ir, no a una ni a dos sino a TODAS las mujeres de mi vida?. Caray, Periodista, a buen árbol te arrimas...
Llegué a casa, tomé una larga ducha. Encendí un cigarrillo, me serví lo que sería el último Jack Daniel's del día. Veo mi celular y lo tomo para ver si alguien ha llamado. Sopas. Apagado. Lo prendo. Diez mil mensajes de V. "Nos vemos a las 5 en tal y tal". "Ya son las 5, ya voy a tal y tal". "Ya llegué a tal y tal". "No estás en tal y tal". "Ya te marqué y me manda a buzón". "Ya me voy". Y así, así. De pronto, knock, knock, knock en mi puerta. Salgo a abrir. Como en caricatura de Disney, V, cuál pata Daysi encabronada, brazo cruzado, golpeando con un pie el piso. "Que poca madre, ¿eh?, yo de idiota y tú de pedo...". Se da la media vuelta y se va. No hice intento alguno por seguirla. ¿Debería?. V es muy buena amiga. Es genial amiga. Me escucha y demás. Pero... ¿debería salir tras ella?. ¿Para qué si ya se emputó?. No lo hice. Y como a los 30 minutos, el teléfono. "Márcame" la orden. Le marco. Estuvimos discutiendo, platicando. La hice reír. Y el momento que ahora me está revolviendo las tripas es cuándo me dijo: "Sabes, pensé que a lo mejor te habías ido a buscar a tu ex...". No. No, no, no, V. No tú. No, por favor, no ahora. No me hagas que te desmadre a tí también, por que te juro que no tengo ninguna intención de poner mis pensamientos en tela de bastidor, que no de juicio. Te has acercado demasiado, aún para tu propio bien. Pero te das cuenta que te topas con pared. Y no renuncias. Y eso me gusta de nuestra amistad. Que llegamos uno al otro totalmente desmadrados pero por alguna razón, somos muleta, somos medicamento, somos consuelo y somos alivio. Pero no así. No. No, no, no. Es decir, quiero cuidarte, por que me late cuidarte, me late espantarte a los moscones cuándo nos vamos a algún bar, me gusta que me tomes del brazo, me gusta que te escondas tras de mí cuándo el viento arrecia. Pero hasta ahí. No he pensado nada más. No. No contigo. No ahora. Se supone que me tienes que acompañar, a estar dos pasos detrás de mí por que yo estoy dos pasos detrás de tí. ¿Son celos en tu voz?. No, espero que no. Pero mientras, ya te llevaré a comer hoy. Y tal vez te pregunte que demonios pensabas preguntándome esas cosas. Apaga la mecha, V. No es momento de ningún Big Bang. No llames al Demolition Man por que no está listo para ser domesticado. Tú lo logras, sí, pero no es el momento. Please?
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