Tuesday, September 13, 2005

Carta Abierta A Ariday

Au Lecteurs, Au Ariday:
Ya estuvo suave. Ya estuvo bueno. ¿Quién te crees para hablarme así, hablarme ahí y para tan solo hablarme?. Y luego esos reclamos. Niña, no todo lo que ceas impreso aquí es para tí. No. Que pinche ególatra te me volviste. Sí han habido textos que inspiraste tú, buenos y malos, de cariño y de indiferencia. Por que si, es momento de aceptarlo, me jodiste. Así es. Pudiste derrumbarme. Me miraste quemado, humeante en el piso. Y ni la mano me tendiste. Y te lo dije: déjame en el desierto, desnudo, sin un cinco y verás como regreso, cuando menos lo esperes, regresaré a restregarte en tu cara que estoy vivito y coleando. Así que, disfruta este instante, que es solo tuyo. ¿Ya?, bien, continúo.
Me cansé de ver y callar, de no poder decirte nada por que tú nunca te comprometes a nada. Que fácil y que rico ha de ser vivir así. Me cansé de ser yo el que te miraba como perro a través de la cristalera, esperando te compadecieras y me llevaras a casa. Me cansé de esas miradas furtivas que disfrazabas de desprecio o de vacío o de que sé yo. Me cansé de entregarte todo lo que nunca te mereciste (ahí sí tenías razón), me cansé de creer en tí y en que el tiempo cambiará las cosas. Me cansé de esperar mi turno para poder bailar contigo. Se acabó. No más. Le hago caso a mi conciencia y a quién me lo pidió y hasta me lo suplicó: Me Vales Madres. No me importas. Así que, ese reclamo, ese desplante de valentía, esa actitud de "no te tengo miedo" y plantarme cara para reclamarme por lo que ya no es tuyo por que para empezar nunca lo quisiste, esa pendejada de querer gritarme en plena calle, eso no pasó para mí. No existió. Así como dejó de existir esa tarde perfecta, esa noche lluviosa y esas risas que te regalé. No más. Me Vales Madres.
Déjate ya de cosas. A partir de hoy, una nueva vida para mí y lo que sea para tí. Tiro tus recuerdos al retrete, tiro lo que me lastima al drenaje y adiós, Nicanor, hasta no verte, Jesús Mío, Hasta la vista, Baby, Arrivederci, Roma, Auf Wiedersen y Sayonara.
Por cierto, así como esta carta está abierta, sin nada que ocultar ni exponiendo nada que no tenga que ser evidenciado, te lo digo: Dios me negó muchas cosas. Pero me dejó otras de más. Como por ejemplo, los huevos suficientes para decirte en TU cara lo que te tuviera que decir y no andarlo escondiendo en donde no te toca entrar. ¿OK?, ¿estamos?. Te agradezco que sigas entrando aquí pero más te voy a agradecer si NUNCA lo vuelves a hacer. Sobre todo por que esta carta abierta es el fin y epílogo de un capítulo de mi vida que jamás debió suceder por muchas razones. Y esta carta abierta es mi adiós definitivo hacia tí. Ya. Se acabó. Me Vales Madres.