Esto de las premoniciones (que sinceramente se me hacía de tontos) me está asustando.
Resulta que ayer por la tarde, clarito sentí un cimbrón en La Fuerza. Y hoy tiembla. Doble. Uno, un sismito molón de 4.6 Richter (nota mental, visitar la pagina de Dios para reclamarle por que ese temblorcillo me sacó del baño a media enjabonada...) y dos, un espía entre nosotros escuchó cierta conversación privada entre la Guera y yo que estuvo a punto de costar dos cosas: una, su chamba de la Güera y otra, la apenas naciente relación... La Güera por cierto, tuvo un detallazo conmigo ayer. Me cosió la sombra a los talones como Wendy a Peter Pan. Me regaló el abrazo que con tanta hambre anduve callandome que necesitaba... Gracias, Güera, me devuelves la fe en la humanidad. Vale la pena salvar al mundo. En fin, que ya para mediodía, la Fuerza de nuevo me avisó del arreglo de todas estas bronquillas. Y la verdad me preocupa ver lo que viene, aunque nunca lo veo claro. Es así: la Fuerza me avisa "algo viene". Pero nunca he podido ver qué ni cuándo ni a que horas. Y esto de vivir aprehensivamente no me gusta. Soy DEMASIADO impulsivo. Me aviento de cabeza aunque, con orgullo lo digo, últimamente me estoy volviendo más precavido y paciente que antes.
Leo los renglones anteriores y me doy cuenta de algo: si que me he vuelto más serio, más sereno. O será la presión de no tener NADA QUE PERDER. En fin, es una buena vida, es un buen momento. Y Te Quiero Güera. Mucho Mucho.
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