Wednesday, May 25, 2005

El Día Que Casi Pierdo La Inocencia….

¿Se acuerdan del sórdido pasado del Bob Guijarro?, pues hoy quiero desenterrar una página que me da mucha risa recordar… es de cuando era yo más joven y más bello… va a parecer carta a Penthouse pero está cotorra.

Hace muchos años… más de los que me gustaría recordar… cuándo era yo un jugador novato de futbol americano… en la secundaria donde estudiamos mi primo Hugo y yo, que era de paga, llegaron varias alumnas de intercambio… de hecho, eran ellos y ellas pero… ¿a quién le importan los muchachos?. El caso es que venían en el paquete una española, una argentina y una sueca. Luego, luego cayeron interesadas por conocer a los alumnos más “destacados”… cosa que Flavio, Javier, mi primo y yo éramos… pero por desacatados más bien. Esos tiempos eran una all-day-long party para nosotros. En más de una ocasión comenzamos a tomar desde el jueves por la tarde, tan sólo para despertar el domingo en casa de quién sabe quién. Más de una vez nos libramos de morir estampados pues siempre teníamos conductor re-tomado. En fin, que en ese tenor, las “estudiantas” de intercambio comenzaron a juntarse con nosotros. La española y la sueca incluso pudieron entrar al mini-grupo de porristas del equipo de americano. Así las cosas, una noche de copas, una noche loca, el alcohol fluía como agua y las cosas comenzaron a ponerse un tanto cuanto interesantes. A mi primo y a mi nos gustaba la sueca así que los dos le tirábamos la onda. Al final, la argentina se quedó con mi primo y a mí me arrastró (literalmente por que era más alta que yo) la sueca. En los cachondeos y todo, la chica (llamésmola “Svetlana”… no sé si sea sueco el nombrecito pero de que suena europeo, suena…) Svetlana me pide que vayamos a un cuarto. ¡Imaginen!, yo, puberto atormentado de 16 años, con un forrazo de mujer (les digo, el Bob tuvo sus épocas… soy como el “Volcán” de José José) ¡¡¡y la vieja haciéndome propuestas!!!. Ella debe de haber pensado que era yo un experimentado matador. Nada más alejado de la realidad. Mi virginidad la perdí hasta los 18 de una manera muuuuuuuy cotorra. Vale la pena el cuento para otro blog. En fin, que convenzo al Zanahorio (el quarterback del equipo y buen amigo de mi primo Hugo) de que me dejara un cuarto. Acepta el zanahorio y vamos ahí… ¡que manera de besar tenía la Svetlana!, más parecía que me quería tragar completito (por eso me provoca tanta hilaridad la escena del jacuzzi en “Species”). Se quita la ropa y más tardó ella en decir “¿e tu?” (no hablaba bien el espaniol la condenada), que yo en botar mis calzones por la ventana. Pensaba que esa noche… que esa noche iba yo a conocer todo lo que me faltaba por conocer… No quiero darles a desear nada pero sólo diré ¡Dios mío, que manera de usar la boca y las manos!. ¡Cada cosa que se inventaba la condenada!. En una de esas, pone su blusa para taparme los ojos y me pide me acueste boca abajo. Idiota de mí, ansioso por seguir entrado, la obedezco. Me comienza por besar el cuello… ¡¡y esa manera de meter la lengua en la oreja!! Me arañaba la espalda, y hacía cada ruido y yo feliz (sabía que mi primo estaría verde del coraje y la envidia). De repente… un silencio total. Sentí un intruso en un lugar al que nadie lo había invitado. Me moví un poco para confirmar. Cuándo ella preguntó “¿te gusta?”, supe que era cierto. ¡Alguien había entrado!… ¡¡¡PERO A MI TRASERO!!! ¡Me metió un dedo!. Como resorte, salí disparado de la cama y buscando el rincón más cercano, quitándome (literal y metafóricamente) la venda de los ojos. “¿Qué pasa, Beto?” (sobra decir, para ese instante, cualquier vestigio de lujuria residente en mi cuerpo había huído para no volver… por unas horas). Le expliqué que no me gustaba eso… que mi teoría de que Diosito nos había dado hoyos para sacar cosas y otros para meterlas era muy respetada… y ella no dijo nada. Se rió la muy c4bron4. Ella a su vez me platicó que a su novio europeo le encantaba y algo de estimular la próstata por ahí y quién sabe cuántas cosas más. Yo por supuesto, indignado, me refugiaba en una esquina de la habitación, tratando de cubrir mi humanidad con sabánas, cojines o lo que hubiera a la mano... nunca lamenté más lanzar mis calzones por la ventana como en ese momento....
Pero afortunadamente, mi orgullo quedo (casi) intacto y mi fama no fue mancillada pues cuando la maldita vieja se quiso burlar de mi, nadie entendio lo que quiera decir. Mmmm. Otrso tiempos, otras costumbres... otro yo. Aunque en esencia, soy el mismo. Eso si, intacto hasta el dia de hoy.