Friday, June 10, 2005

No Estoy Llorando... Es Que Me Aprietan Los Zapatos...

Hace un rato le decía a Concha (he cambiado tu nombre para protegerte, no te apures) que quisiera acostarme, dormir y no despertar hasta que todo esto termine. Ella se rió (ya sabes, risa de Messenger, “ja ja ja”) y me dijo: “sabes que eso es imposible”. Eso me hizo acordarme de todas las veces que me he acostado a dormir y MI mundo ha cambiado… radicalmente. ¿Por qué no podría pasarme una vez más?-

Cuando tenía seis años, me acosté a dormir una noche. Al día siguiente, ya no fui a la escuela, ya no salí del departamento en el D.F. La noticia: dejábamos la ciudad para venirnos a vivir a Chilpancingo, un pueblito ubicado a 5 horas de carretera. Y así se hizo. Nadie me preguntó si eso no me afectaría. Y desearía que lo hubieran hecho.

Nueve años después. Me acuesto a dormir con todas mis hormonas adolescentes quemándose por Alejandra Aponte. Al día siguiente, me levanto. La noticia: Pedro Catalán Encarnación, director de la secundaria donde estudiaba, se levantaba de malas en su casa. Llegaría a la escuela y me expulsaría por el simple hecho de sentarme junto a Jorge Pérez, el más mula bromista de toda la escuela. En la mente creativa de este anciano orate (ya la desearía yo para cualquier post), se creó la fantasía de que yo, un Nerdazo de primera, era cómplice de los desmanes de ese muchacho. De nuevo, nadie me preguntó si eso no interfería en mis planes. Y esta vez estuvo bien, por que gracias a ese cambio, mi manera de ver al mundo y de actuar ante él, cambió.

Tres meses después. Me acuesto a dormir y a las dos de la mañana, me despierta Señora Madre (si, la misma que se me cayó…) para avisarme que mi mejor amigo en ese tiempo acababa de fallecer. Mi abuelo Eutimio Pérez murió. Me levanté sabiendo que mi pilar de sabiduría, mi fuente de inspiración para muchas cosas se había ido sin decirme “adiós”. Y nadie me preguntó si eso no me dolía.

Un año y medio después. Me acuesto a dormir en casa de mi tío Jesús Martínez. A la mañana siguiente, Señor Padre llama por teléfono para avisarme que tenía que volver a Chilpancingo para hacer mi examen de admisión para la prepa. Nadie me preguntó si quería quedarme a continuar mis estudios por allá. No, esperen; si, si lo hicieron. Y mi respuesta les valió.

Cuatro meses depués. Me acuesto a dormir. A la mañana siguiente, Señora Madre con su maleta en la puerta me dice que no puede soportar a Señor Padre y que se larga de la casa. Se divorcian y yo no debo decirle nada a Princesa Superpoderosa. No sea que a ella si le afecte…

Dos años después. Me acuesto a dormir. A la mañana siguiente, Norma Erika Barrientos decide que quiere ser mi novia y su mejor amiga, Yádira Reyes, decide que quiere ser mi amante. Nadie me pregunta nada. Y yo feliz, acepto, sin saber que el gusto sólo me durará un par de semanas.

Un año después. Me acuesto a dormir. Paco Silva y Edwin Hernández (quién hasta hoy sustenta el tíulo de mi “Mejor Amigo”) preparan una elaborada broma que no sólo cambiará mi vida si no la de ellos (par de zopencos: a causa de esta broma, uno termina casado y el otro solo y amargado… ¡espérame, Paco, ya te alcanzo!). Totalmente. El motivo de su broma, mi inminente boda con Norma Barrientos. Y sólo tengo 20 años. Nadie me pregunta nada, la broma resulta. Tanto que no sólo me manda Norma a freír espárragos si no que termino trabajando en la radio.

Cinco años después. Me acuesto a dormir. Ethel Bárbara se acuesta también pero con un maestro universitario. ¿El problema?, ella es mi prometida. A la mañana siguiente es mi cumpleaños numero 25. Y a la hora de llamarme para “felicitarme”, me suelta la bomba: se cancela la boda por que ella se ha enamorado del maestro universitario. Y todos me preguntan si no me duele. Aunque me estoy muriendo, digo que no, que no lloro es solo que los zapatos me aprietan.

Otros cinco años después. Me acuesto a dormir. A la mañana siguiente, me encuentro con las pecas mas bonitas, los ojos más preciosos y la sonrisa más enigmática de mi vida. Y aunque todos me dicen que no, La Quiero.

Un par de meses después. La Guera me dice que no quiere a nadie en su vida (excepto a… ay, bueno, ya). Y nadie me pregunta si no me duele. Y cuando pregunten diré “No, si no lloro… es que me aprietan los zapatos…”

A los 10 años, me veía de adulto, o sea HOY, casado, con un par de niños, con una Harley-Davidson, un Mustang ’69 color cherry red, una casa con jardín y mi vida resuelta. A los 15, sólo me preocupaba mi Mustang y mi Harley. A los 20, quería ser el mejor locutor de todo el mundo. A los 25 pensaba en Ethel como madre de mi junior. Y hoy, a los 30, me veo solo, sentado en este pinch3 departamento, escribiendo lo que siento para no gritarlo, escuchando “Since You’ve Been Gone” de Theory Of A Deadman, una y otra vez, soñando que alguien me pide que regrese a su lado en vez de rogar yo que regresen al mío. Sí, es oficial, no estoy deprimido… simplemente estoy MUUUUY triste. Y me quedé con mis estúpidos boletos para “Sr. Y Sra. Smith” y me quedé esperando a ver si querías ver conmigo “Parecido Al Amor” y a ver si querías ser, de menos, mi amiga. Mi Mejor Amiga. Y supongo que al final la respuesta es….