La Noche De Anoche... ¡Que Noche!

¿Cómo demonios se supone que tengo que ser entonces?, por un lado me dicen “agresivo, no las dejes darse cuenta de nada”. Por otro lado me dicen “sé tú mismo. La autenticidad conquista”. A veces me parece mentira que les agrade el sentido del humor o que les guste que uno confíe en si mismo. Ya sé, parece que no pero tengo mi ego muy bien ubicado (está entre mi sien derecha y mi ceja izquierda). Sé muy bien que soy, quién soy… sé lo que quiero. Es muy simple. No deseo dinero en exceso (primera mentira…) pero algo extra me ayudaría mucho. No quiero ser famoso (nunca he podido soportar las miradas encima por demasiado tiempo). No quiero sexo fácil (créanme: ya tuve demasiado…). Lo que quiero es en realidad algo muy sencillo; quiero alguien que me busque por lo que soy, que me corrija en mis defectos, que crezca conmigo pero que no sea mi imagen de espejo, mi contraria pues. Que no soporte los malos tratos y que me ponga en mi lugar. Que cuando me escuche hablar, sepa entender la dirección de mis palabras, que sepa que soy obsesivo-compulsivo y lo tolere, que aprecie y mínimo, respete mis gustos. Que le guste llamarme a media noche para decirme “te quiero”. Que le guste como me veo sin camisa (sin criticar la panza o las cicatrices), que comprenda mis tremendos zapatos de payaso (calzo 10 y medio así que no tengo demasiada opción en calzado) y que no ponga cara de asco cuándo se dé cuenta que no me pude bañar hoy. Que me haga desear escucharla, que me haga desearla día con día (aunque no es tan importante el sexo… de veras, llevo cinco años sin él y no creo que más tiempo me haga daño), que cada plática sea el descubrimiento de América (o sea, que nos asombremos hasta hacernos caer las mandíbulas al pecho), que crea en mí y que me haga creer en ella. Que no me mienta respecto a su edad o a sus gustos, que no tenga miedo de decirme que a pesar de tener veinti y equis o treinta y equis no se ha descubierto, no sabe cuál es su camino o lugar en la vida. Que no importa si no se ha titulado, mañana lo hará, que le disgusta su trabajo pero de todos modos hay que comer, que si alguien la acosa, lo ponga en su lugar. Que esté tan loca como para proponerme un fin de semana lejos de todo y todos. Que no arrugue la nariz cuándo descubra que huelo a cerveza, cigarrillos y whiskey. Que quiera ser la madre de mis hijos y me quiera para padre de los suyos. Que le guste YO y lo que hago y lo que digo. Que no se asuste cuando azote mi cabeza contra las paredes por escuchar la guitarra de Van Halen o que no le moleste que tararee las canciones de Sting. Que no desprecie mi música “de viejito”. Que no se ría de mí (demasiado). Que entienda que “complejo de Peter Pan” no es un desorden dañino sino una bendición para vivir asombrado por las cosas que nos pasan a diario. Que me quiera por como soy y se acabó… ¿es mucho pedir, acaso?.

Tal vez sean las cervezas hablando (llevo doce… ¿y?) pero creo que nunca ves las cosas más claro que después de estrellarte de frente contra un muro. Y hoy me estrellé contra un muro… otra vez. Je. Je Je. Je Je Je. Ay, bueno ya.