Thursday, December 08, 2005

Tu y Yo

Cada mañana la misma historia.

El se levanta. Se sacude la pereza y la tristeza. Se talla los ojos fuerte, fuerte, como si quisiera borrar la realidad. Toma una taza de café negro. Enciende un cigarrillo. Mira las noticias. Solo muerte, corrupción y detrucción. No hay esperanzas para nadie. Se baña. Se viste. Nadie a quien impresionar asi que sera la misma ropa gris olvido que dia a dia viste desde hace años. Se va a trabajar. Nadie le dice "adiós, cuídate, que tengas buen día, te espero a comer". Cierra la puerta tras de sí y no piensa regresar hasta que las sombras estén de nuevo ahí para hacerle compañía.

Ella se levanta. La ausencia de alguien desde hace más de diez años no cambia el hecho de haber compartido el lecho con el padre de sus hijos que, hoy, es solo eso: el padre de sus hijos. Tiene miedo. A la soledad. A que nadie la vuelva a tomar en cuenta. A que nadie la quiera como ella quiere querer. Y ese es el cuento. Querer, ser querida. Se viste bien pues aún sueña con que ese príncipe azul llegue hoy al consultorio. Su perfume inunda todo el cuarto. Y así, se prepara a otro día de rutina. Sin sueños, sin sentido. Un par de "mami, te quiero" rompen un poco la melancolía y la hacen soñar con la realidad.

Pero esta noche no será igual. Para nadie.

Ella va a comprar un refresco. Por que sí. Por que quiere. Cuando saca las monedas frías y las coloca sobre el mostrador, lo ve. Ahí frente a ella, está el príncipe azul que ahora se viste de gris. ¿Y que es eso que tiene en las manos?. Pareciera un ramillete de esperanzas, adornado con promesas y enredado en amor. Y mañana tal vez la historia no será igual para nadie. Para Todos y Para Nadie.