Saturday, November 27, 2004

Mil perdones

Quise hacer todo lo posible para ir y estar contigo, para verte, para escucharte. Pero no pude. Mil razones se me interponen. Pero la verdad es que la principal, la casi única es que no podría soportar la idea de decirte adiós. Me rompiste el corazón dos veces y no pude soportar la tercera tan estoicamente como hubiera querido. No pude poner la misma cara de que everything it’s fine, de que no pasa nada, de que mis lágrimas son de pura felicidad por verte dar un paso tan importante. Te amo. Siempre te amaré y trataré de no estar demasiado lejos para ti. Por eso acepté irme al maldito curso a Morelia, por eso dije “sí” cuándo me dijeron la fecha. Colgué de nuevo mi traje a que se arrugara más. Perdóname. Una y mil veces perdóname. Además, yo sé que en tu vida tal vez soy importante pero no indispensable, que soy tu mejor amigo… pero nunca tu amante. Morenita de mi alma, nunca sabrás las tonterías que pasaron por mi mente por tu causa, nunca sabrás el esfuerzo que tuve que hacer cada que nos despedíamos para no llenarte de besos, de abrazos y hasta de caricias comprometedoras… nunca sabrás lo mucho que te adoro y lo mucho que me dolió que me dijeras “sólo amigos”. Y nunca sabrás lo que nos dolió –a mi y a mi corazón- enterrar todo lo que sentimos por ti, callarlo, no poder decírselo a nadie que te conociera… hasta que creí que era el momento correcto para que lo supieras… que no fue ni correcto siquiera.

Kathya, tienes razón, las cosas se tienen que intentar de otra manera. Somos siete mil millones de personas en la Tierra y ella no era la correcta para mí. Ella no me quiere –al menos como yo quisiera…- ¿Qué pasa conmigo, que muchas no pueden ver en mí al hombre y sólo ven al amigo? Quiero decir, es genial que me consideren una parte así de sus vidas. Y hoy, mi querida Citlalic (sí, Maharba, tenías razón… ¿Por qué seré tan transparente?), te digo adiós de la única manera en que sé: escondiendo todo lo que pasa en mí, hasta mis sentimientos.

Caminamos juntos ¿cuántas veces?
¿Cien, mil, dos mil veces?
Y nunca pudiste ver más allá de mi envoltorio,
Esa capa idiota que me ponía para que nadie me jodiera
Pero que para ti siempre estuvo abierta.

Descubriéndote me descubrí,
Intentando abrirte, terminé abierto yo
Mirando tus ojos me hundí en tu abismo
Y hoy, me quedé colgado, abandonado en el borde
No es tu culpa, como siempre, es sólo mía.

Anda, sigue adelante, no me pidas que te siga
Que bien sabes que siempre trataré de ir
Aunque sea dos pasos detrás
Para intentar detenerte si te caes,
Para tratar de impedir que te jodan
Para ver si en la oscuridad te confundes y
Me ves como a un hombre

Como al hombre que te amó,
Como a quién más te adoro
Como al que nunca te verá despertar
Ni mucho menos dormir
Como al que extraña tus palabras
Como al que le gustaba escucharte
Para luego mal hablarte

Cuídate, cuídalo, cuídense
Llévate mis bendiciones
Mi cariño y mis recuerdos
Y recuerda que tu casa siempre estará
Exactamente en medio de mi pecho
Justo al lado de mi corazón.

Y de nuevo, te pido mil perdones, por no estar contigo, por no ayudarte a empujar tu barca en esta nueva aventura. Pero… pensándolo bien… no me necesitas, lo tienes a él que también te ama, que ha decidido dedicar su vida a darte todo, a ponerse a tus pies y a hacerte feliz (por su propio bien, así lo espero).

Citlalic: Te Quiero Mucho,
Con todo el cariño y todo el dolor de mi corazón,
Roberto.