Monday, May 29, 2006

Anuncio


Un cigarrillo. Un café. Horas y horas de jazz. Una página en blanco y un teclado nervioso por que una vez que comience a aporrearlo, no me detendré hasta que mis ideas queden como yo quiero. Esas son mis nuevas tardes. Nada en que pensar. Nada más que hacer. Calor y más calor. Y ahora que tengo muchos lugares a donde ir, muchas cosas que hacer, no siento ganas de hacerlas. Mi trabajo termina a las seis de la tarde. Tomo una ducha rápida. Me quedó en jeans y camiseta de tirantes. Abro las ventanas. La vista de la bahía me hace querer correr a abrazar a alguien. Y no encuentro a nadie. Y no me importa. Sí. Ahora vivo en Acapulco. Sí. Cambié mi vida por querer olvidar y ahora que olvidé me doy cuenta: Nada tiene sentido. No hay inspiración, no hay corazón. No hay humor.