Sunday, May 21, 2006

1978-2006



1978. Tengo tres años de edad. Y unos padres "poperos". Y un abuelo que constantemente me regala cerros y cerros de cosas de fantasía, ciencia ficción y ese tipo. A pesar de tener sólo 3 años, ya poseo una cantidad asombrosa de memorabilia de Star Wars, sólo por decir una ocasión "me guta adtudito y sitdipio"... no recuerdo a que edad comencé a hablar pero supongo que así sonaba yo a los 2 años... Anyway, que llega 1978 (milnuevesetentayocho) y aparece Superman: The Movie estelarizada por Christopher Reeve y Marlon Brando, dirigida por Richard Donner, el mismo que años después me convertiría a fan de Mel Gibson en Lethal Weapon, al grado de que usaba la greña como él... Guadalajara fue ahora el escenario de esta entrada al mundo de los comics, de las peliculas y de las peliculas de comics. De nuevo, Sres. Padres, ahora con Princesa Superpoderosa, me llevan al cine. Obvio, no leo subtítulos aún pero a pesar de todo, dos horas de asombrosas imágenes me tienen quietito en la oscuridad del cine. Al final, cuándo Chris Reeve aparece volando y levanta la mano para saludar, me paré en la butaca y le contesté el saludo.
Ahora, 28 años después.
Hace seis meses, el poster de la derecha, me dejó boquiabierto. Se habían terminado los rumores del regreso de la representación de valores más simplista pero al mismo tiempo cuadrada y estricta y más conocida del mundo entero. Superman Returns. Regresa. Así nada más. La nostalgia para muchos fans es algo que yo no les puedo describir pero, no sé, se nota como cierta tristeza. A mí, en particular, me hizo sentir esa especie de... de decepción por todos los años pasados. Y por todo el tiempo perdido. Y por todas las cosas que pasaron, que se han ido... por no poder ser niño otra vez y por no poder justificar más el sonreír todo el tiempo y pasar todo el día cantando canciones que ya nadie recuerda. Y si, iré el 30 de junio a perderme en la oscuridad, a escuchar esa legendaria canción y sentir como se erizan los vellos de mis brazos y mi nuca, a derramar una lagrimita en silencio por no ser más el pequeño Bob... y sí, me volveré a poner de pie en mi asiento a decirle "ádios" a Superman, aunque todos me miren raro.