Wednesday, March 22, 2006

Me lo enseñó Jorge...


Ójala les guste.... La Neta le robo un poco el estilo al buen Ibarguengoitia pero este es muy mío.
Rubén Noriega Nunca Se Casó.
Sentado en medio de la oscuridad, Rubén no se lamenta por su pasado. Se lamenta por su presente. Y del futuro ni se preocupa pues quién sabe si llegué y si llega, ya veremos. En la cama fría, fría, sólo ve las imágenes de lo que pasó. De todo lo que pasó. Y ni se arrepiente ni se siente mal.
Cuándo Rubén Noriega nació, el mundo aún no terminaba de vomitar las consecuencias de las revoluciones. Por supuesto, él ni se enteró de nada de esto más que por los libros y ni aún así le importó pues él siempre cumplió "lo que no fue en tu año...". Él fue parte de esa cosa que todo mundo dio por llamar Generación X, famosos por no tener nada de que quejarse y aún así quejarse. Pero a él ni le importó ni se enteró. Para él, en sus primeros años, todo el universo se redujo a su madre y a su abuelo, a su padre no lo conoció hasta muchas décadas después. Aún años después, el universo de Rubén seguía dedicado a su madre. Siempre se sintió un extraño, como que no era parte de este lugar, de este mundo, de esta vida, como si todas las cosas destinadas a él, estuvieran pasando lejos, en otro lugar, donde nadie se daba cuenta de que ahí faltaba Rubén Noriega.
Esta sensación lo acompañó por años y años y años. Y cada vez era más y más fuerte. Cada vez estaba más cercano al sentimiento de soledad que debería haberle matado pero que lo mantenía vivo por esas ironías del destino. Y entonces, el día que Rubén Noriega debía partir a una nueva vida, a una nueva experiencia, al lugar donde pasaban todas las cosas destinadas a él, ese día, el cielo amaneció nublado, ese día no cantó el gallo, ese día murió su abuelo. Y ese día se quedó sola su madre. Y ese día él se quedó para acompañar la soledad de su madre. Y ese día, se quedó para abandonarse un poco más.
Continuará...