"So ,baby, dry your eyesSave all the tears you've cried
En este post número 730, es momento de contarles el mejor momento en lo que va del año, un instante de 3 días que se me fueron en 3 minutos, con compañías inmejorables. Un viaje anunciado y un encuentro esperado... ¿quieren saber con quién?, ¿neto...?. Ahí va, pues.
Ellas son las totales contrapartes (mías y entre ellas) de todo lo que creo posible... eso sí, siendo bien mujercitas ellas con la ventaja de que no chillan ni se quejan... mucho. Son cosas que no creí que pudieran pasar... pasarme... ocurrir, ocurrirme pero que ahora que pasaron, estoy feliz, satisfecho y contento de que así sea por que tengo dos amistades más para todo lo que me quede de vivo... y de vida. A una de ellas tenía yo medio año rogándole por el chance de encontrarnos, de ver si nuestras letras se entendían tan bien como nuestras palabras. A la otra, estaba casi de seguro de que no nos entenderíamos pero como se lee que es paciente, pensé, pues me va a comprender en mi memez. Así, una llegó al Distrito Federal el 17 de agosto (aquí la reseña de parte de su viaje... aunque no me mencione... aún) y nos quedamos de ver una semana más tarde, el 23. La otra, todo cariño y amabilidad, me daba mil y un consejos e indicaciones, me ayudó con el hotel (por que, aunque los Guijarro viven allá, no todos son tan amables para tenerme de metiche en sus casas y los únicos que acceden viven bastante lejos de todo). La verdad, me sentía un poco nerviosón por que tenía miedo de decepcionarla, de que no estuviera yo al nivel de este blog y que ella se quedara con cara de "¿Y este wey que pepe?".
La fecha llegó. 23 de agosto. Yo estaba en el DF desde un día antes por apuros familiares (ya saben, el abuela affair o abue-gate, como le llama mi primo). Y así, después de una mala noche (entre broncas y nervios por que iba a conocer al fin a una de las mujeres que más quiero y admiro). Quedamos de vernos 10 a.m. cerca de dónde ella se estaba hospedando para comenzar nuestra travesía. Al momento en que se apareció a mis espaldas... la hice reír con la descripción de mi ropa (le dije "vengo vestido de rojo pasión"... por la super sudadera que nomás me quito para trabajar...). Por cierto, ella logró lo que ni la Wera; tomarme una foto con Frida (el por que de la renuencia es harina de otro costal). Y así, comprobé que ella y yo, mi amiga de tiempo, seremos ahora mejores amigos por que ella me hace querer ser y hacer eso que a veces me cuesta tanto: una mejor persona. ¿Qué?, ¿neto no saben de quién hablo?, ¿necesito de verdad enseñarles de quién se trata?... ¡¡claro que lo haré!!, ese es un momento para presumir. Ahora, aquí, la genial foto de... ¡¡El Bob y la Judith Felina!! 
Sí, desde Hermosillo, Son., hasta el D.F. y de ahí hasta las pirámides de Teotihuacán, La Jude resultó ser 150 veces más linda en persona que en letras. Ella, toda ella, una buena amiga, para escuchar y sobre todo ser escuchada, ella, toda ella, gestos y ternuras y penitas, chiveadas y demás, con sus fobias, temores y demás, la Jude, en todo su esplendor, soportando al intento misógino que soy. Aquí, la expresión lo dice todo... ella con cara de "¿otra foto?" y yo con cara de "pues sí... para que no te olvides de que veniste y me conociste...". Anduvimos por todo el centro histérico (histórico, pues), sacando fotos a casi todo lo que tenía que sacársele fotos, así es ella, feliz con su cámara marca Mafafa-matic.
Y la verdad es que para ella, para ese día tan chido, no tengo más que elogios, será un muy buen recuerdo de un muy buen momento. Pero aún falta... mucho, de veras, por que la segunda integrante de este dueto de mujerones que estuvieron 
compartiendo conmigo dos días muy suaves en la capirucha, aún no aparece... De hecho, tardó bastante, por que, además de las fotos a nivel de piso, subimos al mirador de la Torre Latinoamericana (dónde, por estar platicando no tomamos NI UNA FOTO). La plática entre la Jude y yo corrió de temas tan variados como el yo y la ella. Sí. Sin importar lo mucho o lo poco que revelen nuestros respectivos blogs, no cabe duda que lo mejor de escribir es la persona detrás. Y en este caso, valió la pena esperar tanto tiempo. De veritas. Así, después de caminar cuadras y cuadras y más cuadras, de subir y bajar por la Alameda y sus fuentes verdes... sabe tú si a propósito, nos fuimos a meter al Sangron's que está mero frente a Bellas Artes. Eran... cómo las cuatro. Nos dieron las nueve de la noche. Entre tanta charla, se nos olvidó comer. Así. Neto. Y la cita con nuestra tercera integrante, la sorpresa del año, estaba a punto de llegar... La verdad, uno de los mejores viajes de mi vida. Y me lo hicieron posible dos muy buenas amigas. Besos pa' las dos y falta la parte 2. Por ahora, He dicho.
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