Thursday, October 30, 2008

BIF (Cuento en entregas, parte 1)

"But I'll gladly go down in a flame
If a flame's what it takes to remember my name
To remember my name, yeah"
John Mayer, Bigger Than My Body

1.-

Despiertas una mañana. Con ganas de gritar pero sin voz. Con fuego en el alma pero frío en el corazón. Es el fin de una noche larga, desesperanzada y el principio de un día nuevo. De una nueva vida. Y tienes miedo. Pero esta mañana te sabes tan lleno de valor, de coraje, que el miedo no es nada. Absolutamente nada.

¿Cómo desperdicias una vida entera en cinco años, como haces para perder todo lo que le daba sentido a tu vida entera, a tu rutina, a tu day-by-day?. Fácil. VIVES. Te haces de un motivo, de un sentido. Le pones una dirección a tus acciones, le das un motivo a tu trabajo, a tu pasarla cotidianamente. Y entonces, en ese preciso momento, TODO se va al carajo. En menos de un segundo, de un parpadeo. Fuck.

El Futuro De Una Vida En El Pasado De Otra.

Trabajo de archivista en una empresa sin sentido que no tiene justificación de ser, que no tiene razón de existir pero sobrevive y holgadamente. Todos los días sumido en una oscuridad natural y una luminosidad artificial. Entre archiveros oxidados, ficheros putrefactos por la humedad, muebles apolillados y castigados por el tiempo. Tu paga llega puntual, como una excusa más para seguir viniendo a sumirte a este pozo sin fondo, día tras día que se ha convertido en mes tras mes, en año tras año. Ja. God dammit if i care. No sé en que momento dejé de pensar en mi futuro, en mi vida, en mí. No sé si fue cuándo... no, la verdad, no tengo idea de cuándo llegué a este punto de cómoda apatía, de perfecto desinterés, de increíble manera de pasar la vida desaperbicido. Y así era feliz. De verdad. Lo era. Fuck, no voy a tratar de convencer a nadie de nada por que en verdad lo era. Y entonces comenzó el desastre... con D mayúscula. DE-SAS-TRE.

Arrancó con un contoneo y una minifalda, con unos tacones y una blusa linda. Con un perfume común pero inolvidable. Con unos ojos cafés y una sonrisa chueca. Así. Así de simple, así de sencillo, vi como una bajada larga, larga se extendía frente a mis pies y sin posibilidades de detenerme. Y decidí dar el primer pinche paso. De bajada. Así de culero.

Tres meses después. Estoy sentado, escribiendo paso por paso que salió mal. Lo dejo a la mitad, simplemente por que TODO salió mal. Y como resultado de eso, todo terminó de la mejor manera: bien. Caí en llamas y desperté renacido. Soy otra persona. No sé si mejor, peor. Pero otra persona. Me miré al espejo. La cara aún está magullada, moretones, hinchazón. Son las cicatrices de la batalla. Y lo que marca el final. Y el nuevo inicio.

CONTINUARÁ...