Friday, October 17, 2008

La Risa


"I'm a joker I'm a smoker I'm a midnight talker I give my lovin' on the run"
Fatboy Slim feat. Bootsy Collins, The Joker


(Para empezar, quiero agradecer PÚBLICAMENTE A QUIÉN SE HAYA ENCARGADO DE TENER LA IDEA DE MANDARME UN MENSAJE DE TEXTO INCREÍBLEMENTE CHIDO Y QUE HONESTAMENTE, ME LEVANTÓ LA MORAL. ESPERO NO HAYA SIDO NÚMERO EQUIVOCADO...).

A últimos días, varios sucesos me han provocado severos ataques de risa. De veras. Risa histérica. Risa de esa que termina haciendo que las costillas te duelan. Neto. Mamadas que, a primera vista, no deberían causar siquiera la más mínima sonrisa. Pero cúando las meditas un poco, te cagas. Inevitablemente.

Escenario:
Estoy intentando seriamente dejar de fumar. Mi trabajo así me lo requiere por que se está volviendo más físico que nunca. Así que, como sustituo oral, comencé a comer semillas de girasol. El procedimiento para comerlas es como sigue: las meto en mi boca, las deslizo a mi mejilla izquierda y de ahí, semilla por semilla, voto por... no, semilla por semilla, las voy partiendo, escupo la cáscara y me como "lo de adentro". Bueno, pues estaba en este proceso, en la bodega, el "antro", en una esquina, comiendo mis semillitas. Dejé un montoncito de cáscaras en el piso, cochino, ya lo sé pero se me chispoteó. Total, que me voy a hacer otra cosa, dejo mi montón de cáscaras y no tuve ni idea de lo que estaba a punto de desatar.

Salí de comisión al día siguiente. 12 horas de viaje, ida y vuelta. Llegamos, me voy a mi casa, sin pasar por la office. Al día siguiente, nueve de la mañana, oficina. Te lo juro: un ejército compuesto por todos mis compañeros, las señoras del aseo y mi jefe. Sólo la vieja histérica del departamento de inventarios está en su lugar, llorando, de manera histérica. Me uno a la cacería, a los movimientos del ejército. "¿Qué buscamos?", pregunto. "Una rata ENORME" me contesta en susurro uno de los muchachos. "¿Dónde la vieron?", ya también en susurros yo. "Allá, en aquél rincón", "¿Quién la vio?", "Celia". "Mmmm" pienso, sospechando alguna mamada. Total que llegamos al lugar del supuesto avistamiento. Preguntó EXACTO dónde la vieron. Me señalan el lugar del montón de mis cáscaras. Pienso "mmm, tal vez la vieron comiendo las cáscaras, llevándose una cáscara... o haciendo algo con las cáscaras". Para esto, mientras todo acontece, estoy con el cachete lleno, escupe y escupe. De pronto, me doy cuenta. Por alguna razón, todo tiene que ver con las malditas semillas que dejé tiradas. ¿Sí?, noooooooo... ¡¡síiiiiiiiii!!. Comienzo a reír mentalmente, esperando la explicación de la premio Nobel de pendejez que descubrió a la ENORME rata. Me regreso a la oficina y le preguntó a la histérica. "Es que vi un montón así como de semillas... y eso comen las ratas, ¿no?". La verdad, no fui capaz de salir de la oficina con la cara seria. Me cagaba de la risa. Así, literalmente. Me agarró un ataque tal que sólo miraba entre lágrimas las caras serias de mis compañeros, pensando que los había sometido a una nueva broma. Me reí y me reí y me reí. Casi quince minutos, verídico. Me dolía el estómago, me lloraban los ojos, estaba en el suelo. Y dicen que repetía "lo que... comen... las... ratas". Je. Que pendejo cuento, ¿no?.

Resultado: me han prohibido comer semillas en horas de trabajo. Contraataque: amenazar con fumar de nuevo. Resultado 2: comer de semillas de nuevo. Creo que estoy aumentando de peso... espero que no. Ja. "Lo que comen las ratas..."