Friday, August 15, 2008

1,000 Cigarrillos

A petición de nadie y por que yo lo merezco, un intento de secuela a "Tres Días Y Una Gata Blanca"
1,000 Cigarrillos
Por Roberto Guijarro
De Vuelta A Tí.
Fue mucho el tiempo que estuve lejos, sin ver a nadie de los que durante tánto y tánto tiempo formaron parte de mí y de mi vida. Fue la decisión. Después de aquella mañana lluviosa, dónde tocaste a mi puerta. Comprendí que tenía que huir de todo y todos. Que tenía que huir de mí. Empaqué todo lo que pude, subí a mi auto... que en realidad era tu auto y que al mirar mis manos sobre el volante, decidí cambiar. Arrancar de tajo el último lazo que quedaba pendiente.
"If you want it
Come and get it

Crying out loud

The love that I was

Giving you was

Never in doubt

Let go your heart

Let go your head

And feel it now
"
David Gray, Babylon


Llegué al lote de autos usados. El vendedor parecía particularmente interesado en lo que yo ofrecía. Un "auto familiar para cuándo llegue el momento", dijiste tú cuándo lo compramos en este mismo lugar. En cuánto aquél viejo de cabellos y bigote grises me reconoció, supo que era lo que quería. En la esquina más alejada del lote, estaba mi corcel verde, el que estuvo conmigo antes que tú y que tenía más de mí que nada en el mundo. Abrí la puerta y el olor de miles de noches de alcohol y cigarrillos me inundó de nuevo. Ahí estaba yo, frente a la única cosa capaz de transportarme de nuevo al pasado sin mayor dolor que el recuerdo de alguna noche solitaria, manejando sin dirección. Fue poner mi trasero en el asiento, mis manos sobre el volante y la mirada al frente que recordé quién había sido yo antes de tí. La transacción fue rápida, principalmente por que el viejo sabía que yo amaba este auto y que, de alguna manera, este auto tenía que regresar a mí. Cuándo salimos del lote, miré el asiento del lado. La gata blanca, que aún seguía sin nombre, me miró como si no me conociera. Ella, sin querer, sin pensarlo, se había convertido en lo único que esperaba mirar al final del día. Pero aún así, comprendí que el viaje que tenía que hacer, lo tendría que hacer solo. La gata, lo sé, no tenía la culpa de nada pero tampoco era justo llevarla a un mundo del cuál ella no era parte. Sobre la avenida principal, tomé la última vuelta y encaminé al lugar que sabía esta gata merecía.

Toqué la puerta que hacía años, parecía siglos, no tocaba. A abrirme, acudió una niña rubia. Se me quedó mirando. "Hola", le dije. Me miró de arriba a abajo y preguntó: "¿Que traes en la jaula?". "Un regalo para una niña linda" dije mientras sonreí mirando la jaula. En ese momento, Ed salió de detrás de la puerta. "Más te vale que no sea un paquete de cigarros y cerveza, animal". Nos reímos mientras nos saludamos y abrazamos. En cuánto pasamos la puerta y Ed la cerró, puse la jaula en el suelo y la gata salió, sin mostrar ni siquiera curiosidad ni miedo, como si siempre hubiera conocido esta casa. En cuánto Ana, la hija de Ed, la miró por completo, gritó "Bolita de algodón" y casi brincó por ella. La gata parecía feliz, ronroneó como nunca la había escuchado y me miró como diciendo "hey, bonito lugar, linda elección, me late". Sonreí en silencio.

Aquí Voy De Nuevo.
Sentados en el porche mientras tomamos una cerveza, le digo a Ed la decisión que tomé. Me mira y dice: "¿Lo has pensado?". "No", le contesto, mientras enciendo un cigarrillo, después de años de no hacerlo. "Entonces está bien, supongo, es lo que tienes que hacer". Nos despedimos con un abrazo largo. Entro a la casa para despedirme de la gata, de Bolita. La escena no puede ser mejor. Ana sentada en un sillón, con la gata enroscada, dormida, a un lado. Le digo a Ana las cosas que le gusta comer. La gata abre los ojos, se levanta y camina hacia mí. Y casi puedo jurar que me está diciendo ádios. La acaricio y entonces salgo. El aire frío me recuerda que me queda mucho por recorrer y casi nada por hacer. Al encender el auto, el también parece agradecerme el haber regresado.

"I don't know where I'm goin
but I sure know where I've been
hanging on the promises in songs of yesterday.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time
but here I go again, here I go again.

Tho' I keep searching for an answer
I never seem to find what I'm looking for.
Oh Lord, I pray you give me strength to carry on
'cos I know what it means to walk along the lonely street of dreams.

Here I go again on my own
goin' down the only road I've ever known.
Like a drifter I was born to walk alone.
An' I've made up my mind, I ain't wasting no more time."
Whitesnake, Here I Go Again.


El camino parece largo, más que nunca. No sé dónde me llevará esta vez. Bueno, en realidad, lo sé. Lo que no sé es si todo seguirá igual. Pensar en los años que me alejé. En parte por tí, en parte por que me perdí. En parte por que al principio también huí del primer lugar que conocí. En parte por que fuiste el primer tablón al que me sujeté, por que no creo que en ese tiempo hubiera conocido a nadie más que a tí, a pesar de que mi vida se construyó a tu alrededor, alrededor de un sueño. Pero es curioso. A pesar de que te dejé ir, de que esa mañana lluviosa te dije que nunca me volvieras a buscar, que lo único que extrañabas de nuestra vida juntos era ser la protagonista, la estelar, la única. Y sí, me pediste a la gata. Claro que no, te dije. Ella vive aquí y mientras ella no se quiera ir, nadie se la lleva. Te acercaste a ella y ella simplemente se alejó. Y así te fuiste. Te quedaste solo con tu Maestro Limpio mientras yo me quedaba solo con la gata blanca. Pero ya. Eso se acabó hace mucho. Mucho. Más de tres días.

El Muro De Los Milagros.

La noche termina mientras aún recorro el camino de vuelta. El amanecer comienza tímido, sin ganas de mostrarse entero. Y así, entiendo la simbología. Es lo mismo que mi vida. Aquí voy.

Con el sol aún saliendo, llego a la calle principal. Nada ha cambiado. Nada parece haberse movido desde la última que estuve aquí. Hasta el polvo de las casas parece caer lento, después de haberse detenido casi 5 años. 60 meses. Una sexta parte de mi vida. Me detengo frente al café, al viejo restaurante que también parece no haber cambiado nada. Al entrar, todo está idéntico al último día que estuve aquí, despidiéndome de mis padres. Me siento junto a la ventana principal. Pregunto por don Mateo, el dueño. La mesera me dice que Mateo Pasos murió y que ahora su hija Maritza esta a cargo. Pregunto si está y la mesera sólo me señala la caja. Ahí está. Se ve cien veces más hermosa de lo que recordaba. Fuimos lor respectivos "primeros". El primer novio, la primera novia, el primer beso, la "primera vez". Maritza Pasos me está mirando fijamente. Me levanto y camino hacia ella. Ella sigue sin inmutarse. Hasta que llego a ella, se pone de pie. Me sigue mirando sin decir nada. Entonces se pone de pie. Sale de detrás del mostrador. Me da el mejor beso que he tenido en toda mi vida. De pronto, todas las cosas malas del mundo desparecen y lo único que quiero es estar aquí por siempre. Sabe a fresas y frambuesas, zarzamoras, a bosques, caminatas, tardes de lluvia, manos sujetadas sin querer soltarse por miedo a no volver a encontrarse. Cuándo se separa de mí, lo único que me dice es "Ed me llamó para decir que venías". Salimos a la calle, ella mira el Mustang verde. "De veras que volviste enterito. ¿La princesa se murió o qué?". Sí. La princesa se murió. Meto las manos en las bolsas de la chamarra. Miro a ambos lados de la calle. Sí. Va a ser divertido regresar aquí. Maritza me toma del brazo, se pega a mí. Y cómo la primera vez que estuvimos solos, me dice "¿quieres caminar hasta que la tarde se nos pegue a los talones?". Y entonces, el sol que está hasta arriba, se oculta un momento tras una nube como para cedernos el paso. Maritza enciende el cigarro que tengo en los labios y ella enciende el propio.

Colina De las Violetas.
Volver a entrar a la que fue casa de mis padres, oler lo familiar, sentir la tibieza de lo que fue mi refugio tanto tiempo. Esta noche, Maritza duerme en su casa. No hubo necesidad de decir nada. Ella sabe que este es mi lugar y yo sé que ella es para mí. Tenerte a tí, sólo fue la pausa necesaria para que mi alma y mi cuerpo entendieran dónde debo estar en realidad.

Me siento en la sala. Apago todas las luces y sólo dejo encendida la lámpara de lectura de mi padre. Enciendo un cigarrillo y espero al jurado de sombras que me dirá si este crimen de haberme enamorado de tí ha sido perdonado y que mi recompensa por tántas noches de llorarte es esta oportunidad de empezar de nuevo en un lugar dónde ya había empezado. El reloj marca las doce. Cada imagen en mi cabeza me lo dice: tú me dejaste por vivir mejor. Y tal vez sea hora de que yo viva mejor. Con la diferencia de que mi "vivir mejor" no incluye departamentos de lujo, ropa que no puede ser tocada ni por el viento, opiniones sobrevaloradas sobre todo. Es mi juicio y sé que esta noche, mi sentencia para vivir mi vida mejor arranca. Así. Sin tí pero con ella, dejando de amarte a tí y con la esperanza de que ella sea lo que siempre busqué. Pero no tengo esperanza... SÉ que ella es la persona correcta. Regresé. Aquí estoy. 5 años, tres días y una gata blanca después.