El otro día, en una situación que no quiero ni voy a explicar, entré en contacto con una Cosmopolitan. Caray. Que de cosas aprendí sobre las mujeres. Y sobre todo, acerca de las que leen esta cosa mes con mes. Que, o sea o como puede ser que mujeres lindas e inteligentes (cómo la que tenía esta revista en su sala) lean esta cosa que, con una mano las lleva a conocer "secretos sexuales" (chale, me cae que aprendes más en un capítulo de cualquier serie de Nickelodeon). Y nada más. O sea, quiero decir, están contra la "talla cero" pero te publican puras fotos de esqueletos con chichis y vestidos. Te dicen que no a la bulimia y la anorexia pero te pasan la "dieta del mes", dónde comiendo dos chícharos cada 30 días, pronto tendrás el cuerpo que deseas. Digo, no mamen. En verdad. Yo sé que me van a llover los comments diciendo "yo no leo esa madre" pero la neta, no mamen. No se hagan ese daño. Es la misma guerra que traigo contra los metrosexuales. No sean incongruentes. A nosotros, los hombres normales, nos gustan las mujeres "carnuditas", que tengan de dónde agarrarnos. Por que hasta el humor les cambia cuando pesan menos de 30 kilos, me cae. Por eso, yo prefiero leer revistas que no intenten más que hacerme pasar un par de minutos fuera de mí mismo. Y que traten a las mujeres como se merecen, como seres inteligentes (pffffffffft, jajajajaja... ay bueno ya...) con tremendos cuerpazos nada esqueléticos, llenos de las bolas que tienen que tener y dónde tienen que tenerlas, como por ejemplo, Maxim, que, para mí, supera a Playboy por que no necesariamente te presenta a las mujeres que quisieras desnudas pero si con unas ropas que ay, nanita, es decir, a veces estimula más la imaginación que la mismísima realidad encuerada... ¿o no? y cierro este post, tal cuál haría Al de Home Improvement, cuándo a Tim Taylor (Tim Allen) se le ocurría decir una cosa ofensiva o políticamente incorrecta "Pueden hacer llegar sus cartas y comentarios a...". Digo, o sea, quién pueda que la Sabrina de la tele pase de esto...
...a esto...
..creo yo, lo menos que merece, es un aplauso. Me pongo de pie... Clap, clap, clap, clap, clap. He dicho.
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