En forma, en forma, con nuevo formato y toda la cosa. Vaya, que cuando me digo "hay que cambiar", hasta de calzones me cambio. Me explico.
Para comenzar, como saben, a partir de la última semana de noviembre pasado comencé un nuevo trabajo. Sí, creo que no lo había contado pero así resulta ser. Trabajo para Gobierno del Estado, en la Secretaría de Salud en el área de almacén. Estoy contento con la nueva chamba, hay buen ambiente, se la pasa uno más o menos, la paga no será la grandísima cosa pero ahí va, ahí va, al menos me permitirá seguir con ciertos vicios y fornicios de mi pasado. La chamba está lejos de toda la ciudad, a unos 5 kilómetros de lo más cercano, está a pie de carretera, normalmente no hay ni señal de celular (si tienes GSM, desde luego ya que "todo México es Territorio Telcel..."). Esto tiene ciertas ventajas ya que casi nadie quiere venir 1) hasta acá, así que de jefes no tenemos mucha lata y 2) el resto normal del mundo no quiere ensuciarse las manitas corriendo hasta acá así que, igual, igual.
Hay unos personajazos, ya sabes, como en cada chamba. Ahí está la MiniDiva Despistada que es toda ella una señorita la pobre trabajando entre puro gañán, que se quiere dar su taco pero al final la pobre siempre recurre a preguntarnos como se usa o el Excel o el Word o que sé yo. O mi jefe, el Ingeniero Inventariador que, al igual que yo, no quiere estar aquí pero sabe que, por ahora, no existe lugar mejor. O por ejemplo, el Conquistador Infumable, ya sabes, el típico ruco que nunca ha hecho otra cosa que no sea trabajar en oficina, experto en las tandas, en las ventas por catálogo, en los festejos de oficina (hoy, por ejemplo, organizó ¡¡4!! partidas de rosca de Reyes), es un vejete ya mayor, de esos que huelen a litros de loción para después de afeitar pero que según él es irresistible a las compañeras y lo único que es para todos es insoportable. No quiero ni pensarlo ya con dos-tres copas dentro al cabrón. O los almacenistas (los chalanes, pues). Ay caramba!, neto que sí, es verdad, a mí me toca caer en cada lugar que nunca me arrepiento pero cómo me divierto. Desde el señor ya mayorcito que se la pasa albuerando a todo el que se le atraviesa (ni quiero pensar lo que me hubiera gritado al leer esta palabra...) hasta el chamaco imberbe que se siente super-gallín y siempre anda con el hocico roto. Anyway, en serio que estoy como siempre, entre la raspa pero más feliz que si estuviera entre puro funcionario cara-de-"aquí-huele-a-pedo". Ah, y la mejor parte, al trabajar por gobierno, no das paso sin huarache, no hay hora o día extra que no se te pague. Jijos, pensar que yo criticaba a los 'nches burócratas y ahora soy el más feliz de ellos. N'ombre, ni quiero pensar en cuánto me comiencen a caer las compensaciones, las "dietas", los viáticos y demás diatribas dignas de un burócrata abusón. En fin, que ya me clavé demasiado con el trabajo y ya veremos lo demás. Por ahora, como alcohólico, me ocuparé de ser "vida-adicto". Un día a la vez, seré 10000000000% feliz con lo que tengo, esperando que mañana me traiga el doble.
Así que, ¿les gustó el nuevo blog del Bob?, espero que sí. Sí no, ¡¡Chuma, Pues!!
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