Llevo 26 años viviendo en el mismo barrio. Cuando mis padres murieron me heredaron el piso del numero 53 de la calle Serranía, en el mismo corazón de la ciudad, a tres cuadras de dónde se sienta el viejo. Desde que recuerdo, desde que tenía yo 8 o 7 años, cuando pasaba por ahí, mi padre se detenía e intentaba darle una moneda al viejo. Este lo detenía y le pedía mejor un pan. Mi padre entonces seguía caminando hasta el expendio de la esquina, compraba dos o tres piezas y me enviaba a entregarlas al viejo. El viejo entonces abría la bolsa, tomaba una sola pieza y me regresaba la bolsa. "Dije UN pan", decía. Y me regresaba el resto. Mi padre sonreía y el viejo aquel solo le dedicaba un saludo militar y nosotros seguíamos nuestro camino. Yo no podía dejar de mirarlo. Y el viejo solo me sonreía.
Thursday, July 21, 2005
El Viejo de la Calle 23, parte III
Lo Pensó Un Chingo Y Después Lo Escribió: Bob Guijarro A Las 6:57 PM
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